Cuentan las leyendas de los poderes mágicos del muérdago como una planta que ni es del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca el suelo (por ser una planta parásita que vive en las ramas de los árboles), pero tampoco se mantiene por si mismo en el aire.
La tradición dice que se debe regalar cerca de la festividad de Navidad. El día 13 de diciembre, día de Santa Llúcia, se quema el muérdago que se ha tenido durante todo el año detrás de la puerta de casa y con ello se eliminan los males acumulados y retenidos por esta planta durante todo el año. El nuevo muérdago que ocupa ahora su lugar, será encargado de protegernos durante todo el año siguiente.